Patricia usó unas botellas monísimas de KAS, pero vosotros podéis usar cualquiera que tengáis por casa y os guste, porque sobre gustos no hay nada escrito. Además de las botellas solo necesitaremos pintura pizarra negra, cinta de carrocero, una brocha, cordón natural y tizas convencionales o rotuladores de tiza líquida.
Primero ponemos una tira de cinta de carrocero en el cuello de la botella. Si como Patricia no quieres que se vea el nombre de la marca de la botella, pon un trozo de celo encima antes de pintarlas. Aplicamos una capa de pintura pizarra negra, dejamos secar, y en cuanto pierda el brillo volvemos a pintar.
Una vez secada la pintura, retiramos la cinta de carrocero del cuello de la botella, y en esta anudaremos el cordón que hayamos elegido y le daremos unas vueltas para así tapar la terminación de la pintura. El cordón le dará un toque más rústico o más colorido, según nuestra elección.
Si queremos añadirle un poco más de color, usamos las tizas o rotuladores de tiza líquida para realizar dibujos en nuestra botella, o en el caso de Patricia para repasar los relieves de esta. Sobre la zona lisa donde hemos puesto el celo podemos escribir alguna palabra o nombre.
Tras leer todas y cada una de las ventajas y desventajas que Patricia nos ofrece en su post sobre estos dos tipos de tiza, yo personalmente me voy a arriesgar y voy a probar a decorar mis botellas con rotuladores de tiza líquida, ya que ésta permite un trazo más preciso, mayor intensidad de color y son resistentes al roce.
Patricia puso en ellas estas preciosas flores lilas llamadas limonium, que cuando se secan se quedan tal cual las vemos en las fotografías. Además, por mi misma sé que huelen fenomenal.
Si os ha gustado esta preciosa idea DIY, gracias a Azucarillos de Colores, manos a la obra inmediatamente. Como siempre, espero que si las hacéis me enseñéis vuestros resultados en Facebook.
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